El problema está más cerca de lo que parece. La presión demográfica, el desarrollo económico, el cambio climático, la urbanización y la contaminación están menoscabando los recursos mundiales de agua dulce. No hay tiempo que perder; hay que trabajar para encontrar un remedio rápido.
Todos somos responsables, incluyendo a las empresas, que para una gestión más eficiente del agua pueda tener beneficios concretos e inmediatos. Desde la reducción de los costes operativos, a un mejor cumplimiento de las leyes y reglamentos y al fortalecimiento de la reputación a los ojos de las partes interesadas, que cada vez son más sensibles a los problemas de sostenibilidad.
Las empresas quieren involucrarse, pero no saben por dónde empezar. Realmente no es difícil con estos pasos:
- Establecer sus propias metas. Pueden variar desde la promoción genérica de la sensibilización para la reducción del consumo a la definición y puesta en marcha de una política.
- Medir su huella hídrica, es decir, el volumen total de agua utilizada para producir bienes y servicios, combinando datos acerca de las diferentes operaciones (aguas subterráneas utilizadas para la industria y agricultura, precipitaciones absorbidas por los cultivos, aguas residuales, etc.)
- Llevar a cabo una evaluación conel fin de identificar el impacto del agua de su desempeño de acuerdo a diferentes parámetros (por geografía/instalación, producto, proceso, personas, etc.)
- Definir una estrategia y construir una hoja de ruta para la reducción y mejora del uso del agua.
La difusión de este tipo de enfoque podría contribuir a la preservación de los recursos de agua dulce y de garantizar el derecho de todos al acceso a “agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para usos personales”.
Juan Andrés Salido,
Assessment Services Business Development
DNV GL - Business Assurance