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El consumo de agua incrementará un 55% para el 2050

La presión demográfica, el desarrollo económico, el cambio climático, la urbanización y la contaminación están menoscabando los recursos mundiales de agua dulce. El consumo de agua continúa aumentando y se prevé que se incremente en un 55% para 2050, debido a la creciente demanda para la fabricación de productos de consumo, generación de electricidad y uso doméstico. Un uso más eficiente del agua nunca ha sido tan crucial como lo es hoy.

  Sin embargo, utilizar el agua de manera más efectiva no sólo permite mantener un equilibrio sostenible, sino también obtener beneficios de las oportunidades que van con ello. Existen muchos ejemplos. En la agricultura, las nuevas tecnologías de riego pueden reducir la extracción de agua (y por lo tanto los costes) y aumentar el rendimiento de los cultivos. Otras oportunidades de negocio provienen de la producción de agua dulce; gracias a las nuevas tecnologías y al uso de energías renovables, abren nuevos mercados ligados al tratamiento de aguas residuales o plantas de desalinización. Una vez más, una regulación inteligente del agua con mecanismos de fijación de precio que fomenten la eficiencia o la introducción de otras iniciativas, como etiquetar los productos de forma que los consumidores puedan tomar decisiones de compra basándose en la eficiencia del agua de la producción del producto, representan nuevas oportunidades.

Éstas son sólo algunas de los muchos beneficios que brinda un uso más eficiente del agua dulce. Cada organización puede aprovechar aquellas oportunidades que pueda aplicar; están al alcance de todas las empresas. La gestión del agua está sólo empezando a ser abordada con la misma actitud organizacional adoptada para otras áreas de negocio. Para este propósito, la conciencia y la medición juegan un papel clave.

Los pasos básicos para una gestión más eficiente del agua pueden resumirse fácilmente. Cada empresa debe:

1. Establecer sus propias metas. Pueden variar desde la promoción genérica de la sensibilización para la reducción del consumo a la definición y puesta en marcha de una política.

2. Medir su huella hídrica, es decir, el volumen total de agua utilizada para producir bienes y servicios, combinando datos acerca de las diferentes operaciones (aguas subterráneas utilizadas para la industria y agricultura, precipitaciones absorbidas por los cultivos, aguas residuales, etc.).

3. Llevar a cabo una evaluación con el fin de identificar el impacto del agua de su desempeño de acuerdo a diferentes parámetros (por geografía/instalación, producto, proceso, personas, etc.)

4. Definir una estrategia y construir una hoja de ruta para la reducción y mejora del uso del agua.

La difusión de este tipo de enfoque podría contribuir a la preservación de los recursos de agua dulce y de garantizar el derecho de todos al acceso a “agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para usos personales” tal como establece la Declaración Universal de Derechos Humanos.